Mi abuela y yo.
En Córdoba no hay mosquitos casi. Las ventajas de ser una provincia mediterranea, sumado a su clima más seco, supongo. Pero, el otro día pasé por una casa y me encontré con un olor familiar. Era olor a Espiral. Ese olor me llevó directamente a la casa de mi tío abuelo Pedro, en Santa fé. Allí pasé varios -por no decir casi todos- de mis veranos cuando era chica. El olor a espiral para espantar los mosquitos era caracterísitico de esa época, supongo que hace casi 30 años no estaban de moda los implementos nuevos e inoloros. Pero, además del olor a espiral, tambien había un riquísiimo olor a pipa, la pipa que fumaba mi tío. Y, así, como quién no quiere la cosa, terminé pensando en él. La última vez que lo ví fue en Enero del 2002, después de pasar año nuevo allá. Me acuerdo estar viendo por televisión el caos que se vivía en Buenos Aires, los cambios de Presidentes, y la sensación tan parecida a la angustia y la desolación, que hacia que me diera miedo volver a mi casa, en Capital.
El 6 de agosto del 2003, mi tío murió. Un día antes de mi cumpleaños número 25. Yo estaba trabajando y no pude viajar, sin embargo, me queda el recuerdo de su olor a pipa, del espiral, las tardes en la pelopincho bajo el naranjo. El recuerdo de mi prima Verónica jugando al carnaval, del Bombero loco y los baldazos de agua para sobrellevar el calor agobiante, tan distinto, en esa época, al calor de Buenos Aires. De Susana y sus Discos de pasta de Julio Iglesias.
Me queda el recuerdo de mi tía Ana, que tejía crochet y cocinaba tan rico. De mi abuela, que también viajaba con nosotros a visitar a su hermano. Del olor a Pasto, de las libélulas que aparecían a borbotones, de las tardes de siesta, de las calles de tierra, del kiosquito de la esquina en donde comprabamos caramelos y Naranjú. El recuerdo hermoso de mi tía Mary y de su risa a carcajadas. De los ojos cálidos de mi Tío Pedro. Que aún hoy, casi 10 años después de haberse ido, como siempre, me roba una sonrisa.
En Córdoba no hay mosquitos casi. Las ventajas de ser una provincia mediterranea, sumado a su clima más seco, supongo. Pero, el otro día pasé por una casa y me encontré con un olor familiar. Era olor a Espiral. Ese olor me llevó directamente a la casa de mi tío abuelo Pedro, en Santa fé. Allí pasé varios -por no decir casi todos- de mis veranos cuando era chica. El olor a espiral para espantar los mosquitos era caracterísitico de esa época, supongo que hace casi 30 años no estaban de moda los implementos nuevos e inoloros. Pero, además del olor a espiral, tambien había un riquísiimo olor a pipa, la pipa que fumaba mi tío. Y, así, como quién no quiere la cosa, terminé pensando en él. La última vez que lo ví fue en Enero del 2002, después de pasar año nuevo allá. Me acuerdo estar viendo por televisión el caos que se vivía en Buenos Aires, los cambios de Presidentes, y la sensación tan parecida a la angustia y la desolación, que hacia que me diera miedo volver a mi casa, en Capital.
El 6 de agosto del 2003, mi tío murió. Un día antes de mi cumpleaños número 25. Yo estaba trabajando y no pude viajar, sin embargo, me queda el recuerdo de su olor a pipa, del espiral, las tardes en la pelopincho bajo el naranjo. El recuerdo de mi prima Verónica jugando al carnaval, del Bombero loco y los baldazos de agua para sobrellevar el calor agobiante, tan distinto, en esa época, al calor de Buenos Aires. De Susana y sus Discos de pasta de Julio Iglesias.
Me queda el recuerdo de mi tía Ana, que tejía crochet y cocinaba tan rico. De mi abuela, que también viajaba con nosotros a visitar a su hermano. Del olor a Pasto, de las libélulas que aparecían a borbotones, de las tardes de siesta, de las calles de tierra, del kiosquito de la esquina en donde comprabamos caramelos y Naranjú. El recuerdo hermoso de mi tía Mary y de su risa a carcajadas. De los ojos cálidos de mi Tío Pedro. Que aún hoy, casi 10 años después de haberse ido, como siempre, me roba una sonrisa.
4 comentarios:
Me hiciste reir y emocionar,,,sabes que este verano en Bs As fue fatal...yo tuve que usar mucho el espiral pero afuera...me encantó tu post...los que se fueron antes siguen en nuestros corazones...buen finde!!!!Maia
Siiiiiii, acá, por suerte, no hay mosquitos, en baires y en santa fe, es tremendo. Es verdad, los que fueron, siguen acá. Besos!
Que lindos recuerdos.... yo también recuerdo el olor a espiral que me lleva directamente a los veranos de mi infancia en la casa grande de Caballito... y el olor a pipa de mi tío Carlos que se sentía antes de verlo a él... como queda grabado todo eso en nuestros sentidos y en la memoria....
un abrazo!
Totalmente, y lo peor, AMO el olor a pipa y a espiral, no se si será por la conexion con los recuerdos, pero como el olor a libro nuevo, o a cuero (soy muy drogona, ahora que lo pienso), me encantan!
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